CONCLUSIONES
Me gustaría afrontar en primera persona el relato de estas conclusiones, una excepción última a un trabajo heredero de la reflexión de múltiples autores. De forma natural, esta moraleja sobre la investigación ha ido surgiendo conforme confrontaba mis pareceres con los de otros compañeros desde el cruce de varias disciplinas.
Tras la marejada de experimentos y colores, se hace necesario retomar el argumento en el que este proyecto pretende incluirse como proceso. Hay mucho de reto profesional en nuestro enfrentamiento a la neoliberalización de la sociedad de las últimas cuatro décadas. La privatización del espacio ha permitido unos procesos de ciudad donde las exigencias comunes han sido sustituidas por las particularidades localizadas.
Aún más la globalización, bien asociada con una competición intensa entre ciudades y regiones, y la fortaleza del paradigma del crecimiento económico, han contribuido a un incremento continuo del consumo del espacio urbano. Para el urbanismo, esto significaría que todos los actores debieran ser forzados a negociar objetivos cuantitativos y ambiciones cualitativas mucho antes del desarrollo del proceso de ciudad, pero las dinámicas de mercado han marcado los programas de forma accidental sin profundizar sobre un planeamiento abierto.
Decía Alexander que el origen de estos modos se asienta sobre la opción de crédito del movimiento moderno, unas posibilidades de captación de financiación, en el contexto global capitalista emergente, que permitían a los organismos de poder, político y tecnócrata, la construcción de sus sueños fatuos de representación.
La posición de la ciencia computacional en estos contextos nunca ha quedado muy clara, provocando esperanzas y recelos casi a partes iguales. En ocasiones se ha instrumentalizado tanto el cálculo estadístico sobre la improvisación ciudadana, que cualquier intento de parametrización de la estructura social urbana provoca su comprensible rechazo. En otras tantas, la confianza hacia la tecnología ha sido tal que se han pretendido excesivas ambiciones para con determinadas aplicaciones o indicadores, siendo éstos desarrollados además desde el sesgo unilateral de una disciplina, normalmente alguna de carácter tan generalista como la nuestra, e incluidos en procesos de generación realmente oscuros.
Mis reflexiones tras esta investigación me llevan firmemente a dar un paso adelante como arquitecto hacia un debate intermedio. Deberemos considerar las nuevas herramientas como auténticos sistemas libertarios de estas situaciones.
El trabajo sobre el diseño generativo no solo nos muestra maneras más útiles sobre el cálculo del mapa de datos sino que, como hemos estado viendo, introduce todo un estado disruptivo sobre la disciplina.
Evidentemente sigue existiendo una brecha tecnológica hacia el control de estos sistemas, pero su código interno aparece tan permeable y transparente que facilita la inclusión del resto de ciencias estudiosas de la ciudad contemporánea, compleja a nuestro entender.
Debemos alejar la idea de interpretarnos como catalizadores últimos del espacio, argumento colonialista y una de las causas principales de esta enfermedad social y desconexión hacia la técnica.
Aunque la teoría sobre la Ciencia de las Ciudades se presenta como una postura madura, las aproximaciones inmersivas en el marco arquitectónico se están construyendo conforme se escriben estas palabras. Debemos entender pues que esta investigación se trata de un proceso que en su propia raíz configuracional se encuentra repleto de errores y aprendizajes, de ahí que tengamos que considerar sus conclusiones para siempre inacabadas.